lunes, 23 de noviembre de 2015

La chica que también sabe italiano

Hace unos días que no la veo a la chica que también sabe italiano. Dice mas por mensaje que frente a frente. No quiero decir nada, tal vez la eche para atrás. Me cuenta que se fue a caminar un rato sola, que se compró un café y agarró por la costa. Bordeándola. Queriendo que las olas revuelquen pensamientos e ideas y los saquen frescos al sol. Tiene esos días donde empieza a extrañar a su abuela. Esos días donde se tira en la cama haciéndose bolita,como si le doliera la panza, dejando caer su pelo al azar sobre mis sabanas. Habla un poco y suelta alguna lágrima. Cuando lo hace trato de interferir poco, no porque no tenga interés, sino porque es uno de los momentos donde mas sensible se vuelve y no debo ser yo quien interrumpa eso. 
Creo que a veces piensa que esta conociendo a un loco. Tengo gustos algo raros, lo se. Pero creo que le pone ganas para convivir con eso en los momentos que me ve. Hoy empece a coser unos cuadernos y quiero que uno sea para ella. Todavía no encontré la tela que quiero. Pero si quiero que cada vez que la vea, a la tela o al cuaderno, no le queden dudas de que fue hecho por mi. Supongo que si lee esto, lo imaginará o se reirá imaginando que tipo de tela puede llegar a ser. Fui a buscar algunas telas cerca de donde están construyendo un shopping que promete ser furor. Queda a unas cuadras pero me fui hasta ahí a chusmear. En lo que supone ser una de las futuras entradas hay un flogger en pose de espera, lo que a mi me hace pensar capaz es el mesías de los floggers que llego años después sin saber que su tribu ya había desaparecido.
La chica que también sabe italiano no es una chica cualquiera. No se tiene tatuado soltar ni arjonea en las redes sociales. Promete abrazos por celular y a mi me dan ganas de que se teletransporte y este tomando este té a estas horas de la noche conmigo. Que me diga que quiere que durmamos juntos y que nadie nos despierte con algún llamado de madrugada porque alguna compañera suya del trabajo faltó y tiene que ir a cubrirla. Que se quede todo lo que quiera, que no se vaya apenas se levanta. Alguna vez Toto escribió "regalame un don, te entrego mis discos y unos libros mojados", creo, en acto de amor irrecuperable. Toto, al parecer, vivió su vida así. Amo la tapa del disco en el que intenta formar un corazón con su boca con los labios pintados. Ella supone que tocar mis discos sería lo mas lejano que puede hacer debido a mi pasión por la música. Lo que no sabe, es que puede ensañarse con ellos. Jugar al fútbol, usarlos de pelota si quisiera.
Hace unos días llame a mi vieja para comentarle sobre la muerte de Toto. Yo estuve algunos días sin dormir del todo bien, queriendo averiguar sobre las causas de su muerte. No es que el morbo me haya pegado mal, pero esos últimos días lo había estado escuchando mucho, como antes. Toto sonó siempre en mis épocas de incertidumbre. En los fines de la secundaria o cuando ando medio preocupado, cuando me hacia el rebelde en casa, pero no mucho, tampoco era un rebelde top, un portazo de mas y alguna que otra histeria, no mas que eso, muy soft porn lo mío. Tampoco daba para hacerme el rebelde porque mis viejos siempre me dejaron ser bien libre. Rebelde al pedo, eso si hubiera sido un sin sentido. 
Le conté a mi vieja de lo que paso porque recuerda algunos temas de él con cariño. Justamente, la remonta a esos días en que llegaba del colegio y ponía Adicta. Ya a eso de los 15 o 16 mi vieja me empezó a dejar a ir a los recitales solo. Antes iba con mi hermano. Recuerdo uno en el que Adicta salio a tocar en cuero y sólo con pantalones de cuero. Eran soportes de Miranda, que en esa época ya la habían pegado y tenían esa joyita que es su primer disco entre sus manos. Como no todos los conocían, empezaron los prejuicios. Ese día Toto fue el mas puto, drogón y tenebroso de la noche. Siempre me aburren esos comentarios, me pasa en mi trabajo y si bien han pasado los años, me siguen aburriendo de la misma manera. Había puesto su gola al servicio del dolor en "Vidrios". Son esas imágenes las que me quedaron. Alguna vez leí un revista donde decía que no comía de la música, que al contrario, podía subir lleno de plumas a escena pero bajarse y cagarse de hambre. De ahí encierro que no hay nada mas vacío que los prejuicios. Hablando de prejuicios, la segunda vez que fui a ver a Adicta, lo viví de cerca. Afuera eramos un 30 con suerte, haciendo cola. Yo me había tomado el 53 que todavía sigue tardando una vida en llegar al centro. Eran las épocas que los recitales empezaban muy temprano y que mangueaba a mi viejo para poder ir. Como lo de mi viejo solamente no me alcanzaba, mi hermano hacia su aporte para que pueda nutrirme con la música. Siempre que necesite 10, mi viejo me dio 5, excusándose que le había dado toda la plata a mi vieja. Lo dejaba ahí. No quería discutir porque ademas, no me convenía. Sospechaba como era que era medio ratón y a veces todavía  admiro como es que esconde esa cola bien larga en sus pantalones.
Estábamos en hora y había refrescado un poco, yo tenia puesto una campera Adidas que me había comprado en una feria americana que hacia una capilla donde ayudaba mi vieja. En eso sale un gordo, abre la puerta, la cierra, cruza los brazos y se planta. Supongo que tiene algo importante para decir y lo larga nomas. "Adicta no va a venir, se les rompió la camioneta y todavía no salieron de La Plata". De La Plata a Mar del Plata hay algunas horas. Nadie se movió, lo que hizo que me quedara un par de minutos mas. En ese momento pasan los de Rosal,que tocaban el lunes, dando unos panfletos en blanco y negro. Recibí el mio y lo guarde rápido al darme cuenta que no todos recibíamos siendo apenas 30. El rock estaba eligiendo a dedo. Que pelotudez tan grande no entender de otro modo la música. Tenía ganas de ir a verlos, pero me sacaron las ganas. 
Hoy le di una vida mas allá de verla, mas allá de mi. Le conté a mi hermano de ella. Le dije que me gusta mucho la chica que sabe italiano. Que estoy adecuándome a la situación. Que no la esperaba. Y a veces me trabo, o me falta un poco de reacción. Le comento que ella no le dijo nada a sus amigas de mi. Coincidimos que me resta un poco, yo no pretendo ser un desconocido ni menos un escondido. Pero es algo que no depende mi. 
Se cierra cuando me dice que esta bien todo lo que pienso pero que no toda su vida es color de rosa. ¿Quien querría conocer a alguien que tiene una vida solo color de rosa?. Seria alegre en un principio y aburrido después. Por eso difiero de su pensamiento y me interesa conocerla mas allá de los colores de su vida. Se muestra poco en los días pero lo suficiente como para dejarme pensando en ella. Que me gustaría que aparezca mas, también. No me vendría nada mal, por algo comencé a extrañarla. Por eso me quedo con la imagen de hace dos días. Divertida, fresca, sonriente. Con su pelo tapándole un poco la cara. 
La chica que también sabe italiano sabe que me gusta, pues me anime a decírselo. Y yo tal vez no sea el mejor chico que pueda haber, pero si tengo a favor que soy tan natural que a veces asusta. Y eso en algún punto le ha resultado cómodo. Tan cómodo que debía irse, pero solo se levanto para apagar la luz y volver a acurrucarse al lado mio.